El mayor detector de partículas de Japón verá por primera vez neutrinos que emiten las estrellas al morir.
Para visitar Super-Kamiokande, uno de los mayores detectores de partículas del mundo, hay que recorrer un túnel que conduce al interior de la Tierra. En el corazón del monte Ikeno, en Japón, hay una mina abandonada a un kilómetro de profundidad donde descansa una cisterna enorme y brillante.
Su interior está forrado con 11.000 sensores, cada uno con la forma de una gran bombilla, y todos ellos sumergidos en 50.000 toneladas de agua pura.
Tras una extensa renovación completada a finales de enero, este instrumento científico está alistó para dar un paso nuevo en la historia de la ciencia: detectar, por primera vez, los neutrinos que desprenden todas las estrellas muertas del universo.
Una fuente extraordinaria de neutrinos son las supernovas, explosiones que ocurren cuando se colapsa una estrella. “En nuestra galaxia, hay dos o tres supernovas cada siglo, pero en todo el universo, explota una estrella cada segundo”, cuenta Irene Tamborra, astrofísica del Instituto Niels Bohr en Dinamarca. Juntos, los neutrinos desprendidos por todas las detonaciones inundan el espacio. El renovado Super-K promete escrutar por primera vez esta sopa cósmica, llamada el fondo difuso de neutrinos, para arrojar luz sobre la historia y el destino del universo.
Fuente: El País, 12/03/19
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