Oumuamua fue detectado el 19 de octubre de 2017, viajando a 95.000 kilómetros por hora procedente del exterior del sistema solar. El 18 de diciembre, el equipo de la astrónoma neozelandesa Michele Bannister lo clasificó como un planetesimal: un objeto sólido habitualmente presente en nebulosas cuyas partículas acaban generando planetas. “Me sorprende que la prensa trate esta especulación teórica como si fuera una noticia”, lamenta en referencia a la hipótesis de la nave extraterrestre. “Oumuamua es claramente uno de los billones y billones de objetos que son lanzados a través de la galaxia desde todos los sistemas planetarios a medida que se forman y evolucionan”, zanja.
Los dos investigadores del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian, Abraham Loeb y Shmuel Bialy, basan su teoría de la vela solar alienígena en que Oumuamua se alejaba del Sol más rápido de lo esperado. En junio, un equipo dirigido por el astrónomo italiano Marco Micheli, de la Agencia Espacial Europea, llegó a la conclusión de que esta extraña velocidad se debía a que Oumuamua estaba liberando material de su superficie en forma de gas a causa del calor del Sol, un comportamiento típico de un cometa.
Incluso el astrónomo Seth Shostak, del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI), es escéptico. “Las observaciones astronómicas que tenemos son consistentes con que Oumuamua sea un asteroide o un cometa. Tampoco hemos detectado ninguna emisión de radio de este objeto, nada divertido”, resume. “Y, honestamente, si otra sociedad estuviera realmente interesada en nuestro sistema solar, ¿no se organizarían para que su nave de reconocimiento pasara un poco de tiempo en las inmediaciones de la Tierra para realizar mediciones, tomar muestras de nuestros programas de telebasura o algo?
Noticia completa: Manuel Ansede, 8/11/18, El País
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